Desconozco en este instante si el nostálgico hijo del antiguo régimen y todavía presidente de la Diputación de Castellón, el tal Carlos Fabra, consumó su inocente chiquillada de sacarse la pirula y echar una meadita en la sede de Izquierda Unida de Castellón, pero no creo, él siempre ha sido más de “aguas mayores”.
No me estoy refiriendo a sus múltiples, diversas, variopintas y fundamentadas imputaciones por corrupción, tráfico de influencias, blanqueo y demás fruslerías; en el caso que nos ocupa debería ser acusado de “tráfico de flatulencias y deposición pública y ponzoñosa con resultado de peste”, se trata de la publicación, por la institución por él presidida, de un libelo inmundo de carácter revisionista sobre la Guerra Civil que deja a los adalides de la COPE en meros actores secundarios de un capítulo del Capitán Trueno.
Al parecer (ni lo he leído ni puta falta que me hace), defiende, entre un amplio catálogo de lindezas, en este zurullo encuadernado en lujo que el dictador consiguió, tras mucho esfuerzo, sacrificio y alarde en el ejercicio de su desmedida inteligencia, una España en armonía y paz (la de los cementerios, supongo), que le era demandada por el pueblo desde el “Golpe de Estado Soviético que dieron los comunistas y anarquistas en Febrero del 36 ...”.
¡La madre que los parió...!
No voy a seguir porque están terminando con mi capacidad de asombro y, si continúo, seguro que, al final, diré alguna inconveniencia y no es plan. Güemes, dile tú algo.
No me estoy refiriendo a sus múltiples, diversas, variopintas y fundamentadas imputaciones por corrupción, tráfico de influencias, blanqueo y demás fruslerías; en el caso que nos ocupa debería ser acusado de “tráfico de flatulencias y deposición pública y ponzoñosa con resultado de peste”, se trata de la publicación, por la institución por él presidida, de un libelo inmundo de carácter revisionista sobre la Guerra Civil que deja a los adalides de la COPE en meros actores secundarios de un capítulo del Capitán Trueno.
Al parecer (ni lo he leído ni puta falta que me hace), defiende, entre un amplio catálogo de lindezas, en este zurullo encuadernado en lujo que el dictador consiguió, tras mucho esfuerzo, sacrificio y alarde en el ejercicio de su desmedida inteligencia, una España en armonía y paz (la de los cementerios, supongo), que le era demandada por el pueblo desde el “Golpe de Estado Soviético que dieron los comunistas y anarquistas en Febrero del 36 ...”.
¡La madre que los parió...!
No voy a seguir porque están terminando con mi capacidad de asombro y, si continúo, seguro que, al final, diré alguna inconveniencia y no es plan. Güemes, dile tú algo.
1 comentario:
pelin fadao...
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