viernes, 15 de mayo de 2009

PEDRO CASTRO NOS VA A ENTERRAR A TODOS. CASO ROBLEPARK


Hay un viejo chiste que nuestro querido alcalde se muestra empeñado en actualizar a cada poco; Pedro Castro proyecta enterrar la Base Aérea.  Su afán actual no es tan radical pero algo de relación tiene: Después de enterrar la vía del tren, de proyectar enterrar la carretera de Toledo, de enterrar miles de coches en los aparcamientos subterráneos  construidos;  ahora se ha propuesto enterrar unos cuantos millones de euros de las magras arcas municipales para rescatar a una empresa en apuros, Roblepark.

 

¿Se trata, como su propio nombre indica, de un parque temático instalado en el centro de un bosque de robles?  ¿consiste, quizá, en un enorme museo de puertas confeccionadas en tan noble material?  ¿O, por el contrario, estamos hablando de un fabricante de columpios y mobiliario urbano en madera de calidad?  Nada de eso, se trata de una empresa constructora que se hunde, es decir, en vez de construir hacia arriba, sobre el suelo; construye hacia abajo, bajo tierra. 

 

Roblepark es el nombre de la empresa promotora de los aparcamientos subterráneos que se estaban construyendo en las calles Jilguero, Gabriel y Galán con Felipe Calleja, interbloque entre las calles Alicante y Galicia y en la calle Plus Ultra.  Paradójicamente, los trabajadores que llevan 4 meses sin cobrar, han dicho Non Plus Ultra y han parado las obras.

 

Se da la curiosa circunstancia que estos aparcamientos que se construían en la modalidad de concesión administrativa por 60 años, al precio en 18.000 € la plaza, han causado problemas y disgustos a sus sufridos cooperativistas desde el minuto dos de las gestiones.  Ya surgió la polémica al intentar la promotora obligar a los compradores a adquirir una segunda plaza con la excusa de que, si no se vendían no se podría terminar.  De eso hace ya algún tiempo.

 

El caso es que, de las aproximadamente 1.200 plazas en construcción, se han vendido alrededor de 600, cuyos propietarios han pagado completamente.  Por decirlo de otra manera, ¿Antes de finalizar las obras se les ha terminado el dinero para pagar a los trabajadores?  Qué nula solvencia tiene la empresa para no poder acometer las obras con recursos propios  ¿Qué garantías de capitalización pidió el Ayuntamiento a esta empresa para adjudicarle las obras?  ¿O es que la empresa no ha renunciado a su margen de beneficio y espera que le saque nuestro dinero público las castañas del fuego?

 

Vamos a ver:  Si yo constituyo una empresa, emprendo un negocio, capto clientes, me pagan el 100 % de lo adquirido,  por torpeza, mala gestión o imprevisión no puedo (o quiero) responder a mis compromisos con los recursos de la empresa. ¿Sale el Ayuntamiento en mi rescate o respondo con mi patrimonio?  ¿Y si en vez de ser yo, se trata en un familiar muy, muy, muy cercano a una concejala?

 

Yo comprendo los nobles intereses de Zole en defensa de los trabajadores y los sufridos cooperativistas pero antes habría que investigar un poquito no vaya a ser que nos encontremos con alguna sorpresa.  Digo yo.

 


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