martes, 16 de junio de 2009

EL GOBIERNO CONFUNDE SER ZURDO CON SER DE IZQUIERDAS


El último episodio de enajenación mental del gobierno, en materia fiscal, consistente en aumentar los impuestos indirectos (combustibles, tabaco, etc.) después de una aplicación regresiva en las anteriores reformas de los impuestos directos (IRPF) o, directamente, la genuflexión impositiva ante las clases más poderosas (sucesiones, patrimonio, etc), nos hace dudar muy seriamente de la iniciativa, proclamada a los cuatro vientos, de luchar denodadamente contra los paraísos fiscales. ¿Para qué? Si en su ánimo está, y así se demuestra, convertir nuestro país en otro espacio de barra libre fiscal.

Se supone que si lo que se pretende es revitalizar la economía mediante el gasto público, iniciativa loable, hay que aumentar la recaudación haciendo que pague más el que más tiene. De cajón.

Algunas maledicencias sugieren que la ministra de la cosa económica, nostálgica de sus tiempos gloriosos en Sanidad, propone subir los impuestos sobre combustibles para que nos acostumbremos a la sana costumbre de caminar. Gravar contundentemente el consumo de tabaco complementa su famosa ley contra el fumeteo impune, castigando nuestros bolsillos amén de nuestros maltrechos pulmones con el noble fin de conseguir una población sana y feliz. La salud y la felicidad producen alegría y, ya se sabe, cuando alguien está contento tiene la tentación de darse a la libación espirituosa y, por consiguiente, machacarse el hígado. Intolerable. Aplíquese la subida también al alcohol.

El gremio sanitario estamos de enhorabuena: Al tener una población más sana, habrá menos enfermos, trabajaremos sin los agobios actuales y ello redundará en una mejor atención; mejora que recuperará el prestigio mancillado de la Sanidad Pública en detrimento de la, ya innecesaria, Sanidad Privada. Así está tan cabreada Esperanza Aguirre.

Si es que piensan en todo.




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